Contexto histórico-cultural y contexto filosófico (Ortega y Gasset)


Contexto Histórico-Cultural
En 1875, el golpe de estado de Martínez Campos proclama a Alfonso XII rey de España, comenzando la Restauración Borbónica. En el nuevo sistema, que sustituye a la 1ª República, los partidos Conservador y Liberal se alternan en el poder de manera pactada sirviéndose de los caciques.

Tras la muerte de Alfonso XII y la regencia de María Cristina, Alfonso XIII da continuidad desde 1902 a este sistema político separado de la sociedad. Impide la participación del resto de fuerzas: socialistas, sindicalistas, anarquistas, republicanos, regionalistas...

Síntoma de la crisis es el Desastre del 98: La liquidación del imperio español sume a la sociedad en el pesimismo. La situación socioeconómica a principios del siglo XX también muestra la inoperancia política: baja esperanza de vida, gran mortalidad infantil y analfabetismo. La escasa industria se concentra en País Vasco y Cataluña, mientras que más de la mitad de la población vive en el campo. La única salida es la emigración.

La Gran Guerra (1914-18) traumatizó a Europa. Aunque España no participó, la demanda europea encareció los productos, lo que perjudicó a obreros y campesinos. Así, aumentó la conflictividad social. A esto se suma en 1921 el desastre de Annual.

Esta situación provocó la desconfianza hacia los partidos tradicionales y abonó el campo a los totalitarismos. Es el miedo que trasluce Ortega en "El tema de nuestro tiempo" , conocedor de las consecuencias de la Revolución Rusa de 1917 y de la llegada al gobierno italiano del fascismo (1922). En España se produce el golpe de estado de Primo De Rivera (1923) que impone una dictadura, a la que Ortega se enfrentará.

Sin embargo, este período de crisis coincide con la Edad de Plata de la cultura española: Picasso y Sorolla en pintura, Gaudí en arquitectura, Albéniz y Falla en Música, Eugenio D'Ors , Pérez de Ayala y el propio Ortega en el campo del pensamiento, y Ramón y Cajal en la ciencia, componen una riqueza solo comparable al Siglo de Oro.

Ortega da continuidad a los movimientos que aspiran a resolver esos "males de la patria"; el regeneracionismo de Joaquín Costa, la renovación pedagógica de Giner de los Ríos o la generación del 98. Nuestro autor sostiene que, para resolver los males de España, es necesario dotarla de una "competencia".



Contexto Filosófico
Ortega encuentra en Alemania la fuente de esa competencia: la ciencia ajustada al neokantismo. Sin embargo, pronto abandonará ese modelo, ya que participa del idealismo, al que va a considerar causa de la crisis de la modernidad.

Por tanto, la superación del Idealismo, no era para Ortega sólo una cuestión filosófica, sino la solución de los problemas de España y Europa. Para Ortega, si el principio con el que nace la Edad Moderna es superado por otra idea más básica , la razón vital, se abrirá una nueva época.

El vitalismo de Nietzsche y la fenomenología de Husserl influirán en la propuesta orteguiana para superar el Idealismo. Del primero asumirá su concepción perspectivista de la verdad y la defensa de los valores vitales aunque siempre evitando su irracionalismo y su relativismo. Por eso al vitalismo nietzscheano Ortega enfrentará su raciovitalismo.

De Husserl heredó la preocupación de que la filosofía descansara en un fundamento firme descubierto a partir de una reflexión autónoma. Sin embargo, para la fenomenología, dicha realidad radical será la conciencia y para Ortega la realidad será la vida.

Los existencialismos de Heidegger y Sartre (gen. del 14), configuran su contexto filosófico más cercano. La descripción orteguiana de las categorías de la vida se acerca al análisis heideggeriano de la existencia humana.

Ortega comparte con Sartre la idea de que el ser humano carece de naturaleza, ya que, según nuestro autor, la vida es un “quehacer”. También coincide al afirmar que el hombre continuamente tiene que decidir la vida que ha de vivir. No obstante, Ortega se separa del nihilismo y la angustia del existencialismo.

Finalmente, el historicismo de Dilthey fue decisivo en el concepto orteguiano de razón vital e histórica: el ser humano es incomprensible fuera de su vida y su historia. También recoge de este autor su concepción de la vida como realidad radical, y como elemento desde el que hay que partir para “comprender” al hombre. Este no se puede “ explicar” a través del método propio de las ciencias de la naturaleza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario