ARTE ROMANO


1. ARQUITECTURA Y CIUDAD

Durante el siglo II a. C., Roma entra en Grecia, conquista los reinos orientales helenísticos y se adueña del mundo antiguo. La expansión territorial y la explotación comercial del pueblo latino avanza, simultáneamente, por el norte de África y por el finisterre mediterráneo. Tres vínculos unifican su cultura: una lengua común, el latín; una normativa jurídica para todos sus ciudadanos, el derecho romano; y una arquitectura universal al servicio del Estado.


Controlaban su colonización mediante una gigantesca red de calzadas empedradas. Veinte vías partían radialmente de la Aurea Columna Miliaria, punto kilométrico “0” situado en el foro de Roma, en dirección a las fronteras, zigzagueando montañas, perforando túneles, elevándose sobre ciénagas y vadeando ríos con puentes tan extraordinarios como el de Alcántara, en Cáceres.

Las ciudades de nueva planta se trazaron sobre un plano geométrico, inspirado en el urbanismo helenístico y experimentado con éxito en los campamentos militares. Se delimitaban las dos calles mayores: el cardo (norte-sur), que se cruzaba en ángulo recto con el decumano (este-oeste), formando en su intersección un espacio público: el foro. 
A las afueras se situaba la necrópolis, llamada columbario.


Nuevos materiales como el hormigón o el ladrillo surgieron en esta época. Además, los edificios importantes se recubrían también con placas de mármol.

La ciudad es fundamental en el Imperio. Cumple varias funciones: religiosa, comercial, judicial, administrativa… y presenta mejoras muy importantes como la pavimentación de calles, el alcantarillado, los soportales, la traída de agua potable. 

Las principales vías se hacían coincidir con las 4 puertas que se abrían en la muralla, orientadas hacia los puntos cardinales. El foro consiste en una espaciosa plaza rectangular en la que se desarrolla la actividad mercantil y administrativa de la ciudad. A la entrada y en el centro se colocaban arcos triunfales y columnas honoríficas. La estatua del emperador presidía el lugar y en los soportales se establecían las tiendas. Dentro de los foros había una serie de edificios: la curia, la basílica y los templos. 


La curia era el lugar de reunión del senado y en sus alrededores se alzaban las tribunas públicas desde donde los oradores dirigían sus mítines al pueblo. 


La basílica servía de bolsa del comercio y tribunal de justicia. Su aspecto era el de un rectángulo dividido en 3 naves interiores por hileras de columnas; la cabecera se remata por un ábside y enfrente se abre una puerta de acceso. Un diseño funcional que se convirtió en el predilecto del culto cristiano a partir del edicto de Milán (313 d.C.). 



El templo derivó del griego, pero presentó características propias como la elevación sobre un podio con escalinatas, la invasión del espacio sacro por la naos, hasta embutir en sus muros las columnas perimetrales, y menor decoración. Un ejemplo que se conserva intacto es la Maison Carrée (16 a.C.) en Nimes, Francia. La casa cuadrada es un templo hexástilo, edificado en el foro de Nimes y consagrado al culto imperial. Fue patrocinado por Agripa en honor de su suegro y familia.


La más brillante construcción religiosa romana es el Panteón, consagrado a todos los dioses del imperio. La idea se debe a Agripa, que lo inauguró en el 27 a.C. en el campo de Marte, pero varios incendios obligaron a reconstruirlo más tarde. Está precedido de un pórtico columnado, y una gran rotonda cerrada por una cúpula acasetonada, cuya parte central presenta un óculo abierto para la iluminación y cuya altura d 43,5 m es idéntica al diámetro de la base.


Para los romanos, cualquier ciudad importante debía ofrecer a sus habitantes un amplio programa de espectáculos y cada diversión requirió un recinto adecuado, surgiendo así el circo, el teatro y el anfiteatro. 

En el circo se celebraban las carreras de carros y se cruzaban apuestas. Su estructura constaba de una pista rectangular con los extremos redondeados para facilitar el giro de las cuádrigas, una spina o mediana de separación decorada con estatuas o fuentes, y las gradas que rodeaban la pista. 


El teatro se levantaba a ras de suelo, a diferencia del griego, que se acomodaba en una colina. El teatro de Marcelo, en la capital, fue imitado en todas partes. El público se sentaba en el graderío semicircular distribuido en 3 zonas a medida que ascendía en altura. Se salía y entraba a través de vomitorios. En España destaca el de Emerita Augusta. Los conciertos musicales y recitales poéticos se celebraban en el odeón, cuya estructura era similar a la d un teatro pero de proporciones reducidas para mejorar la acústica.

La unión de dos teatros dio lugar a un espacio de ruedo elíptico, que se convirtió en el marco ideal de las distracciones violentas, es el anfiteatro, testigo cada jornada de una programación cruel, dividida en 3 sesiones: por la mañana cacería de animales y enfrentamiento entre fieras salvajes; al mediodía ejecuciones de los condenados a las bestias y en tiempos de persecuciones martirio de cristianos; por la tarde combates entre gladiadores. En circunstancias especiales se celebraban batallas navales o naumaquias tras impermeabilizar el suelo y convertirlo en un estanque. En el Anfiteatro Flavio (80 a.C.)  se escalonan los cuatro órdenes clásicos de la arquitectura greco-romana, bajo las gradas corre un elaborado sistema de pasillos abovedados que posibilita al público acceder y desalojar fácilmente su localidad, y en la arena se hunde un foso subterráneo con jaulas de fieras, enfermería y depósito de cadáveres, que se techaba con un tablazón de madera. El nombre popular de Coliseo se debe al emplazamiento en sus aledaños de una estatua colosal de Nerón. En España destaca el de Itálica.

Los romanos también solían acudir a las termas, un gran complejo deportivo que frecuentaban para la higiene corporal y las relaciones sociales. Fueron obras de ingeniería avanzada que responden a un diseño común, consistente en insertar las salas de baño en el interior de un amplio espacio dotado de jardines, gimnasios, pistas de atletismo y biblioteca. La zona de los baños constaba de frigidarium, tepidarium y caldarium. El suministro llegaba desde acueductos como el de Segovia o el de Los Milagros (Mérida).

En cuanto a la vivienda doméstica, la plebe y la clase media vivían en régimen de alquiler, hacinados en bloques comunitarios pisos de 4 o 5 plantas llamados insulae. La madera predomina como material de construcción. Por contra, los patricios vivían en lujosas domus, decoradas con mosaicos y cuadros. Tenían un patio a la entrada (atrio) y otro más grande al fondo (peristilo), este último de origen griego.


2. EL RETRATO Y EL RELIEVE CONMEMORATIVO

EL RETRATO

El retrato es la mejor crónica vital del ciudadano romano. Los orígenes de este género artístico se remontan a la época republicana, y en su configuración destacan dos antecedentes: la tradición funeraria de las efigies de los antepasados, y el retrato fisonómico griego del período helenístico. 



Las grandes familias patricias tenían interés por conservar el rostro de sus antepasados en una máscara de cera y se le rendía culto a esta colección de antepasados en el ámbito doméstico y en los entierros de los miembros más cualificados. También se puso de moda perpetuar estas mascarillas en vaciados de bronce y copias de mármol, permitiendo que los que se casaban pudieran llevarse copias para llevarlas al hogar recién formado y continuar exhibiéndolas en los funerales. Simultáneamente, los vivos también desearon efigiarse, mostrando predilección por la absoluta fidelidad del modelo y aceptando sus defectos físicos. Varios equipos de escultores griegos se pusieron al servicio de la clientela romana.
Un ejemplo es la estatua Barberini de un ciudadano romano portando efigies de sus antepasados en un entierro.


En el año 27 a.C. el régimen republicano deja paso al Imperio encarnado en Octavio. Las facciones se idealizan y se convierte en instrumento de propaganda oficial, enviándose centenares de copias a todas las provincias. Son estatuas retrato en las que el emperador aparece como jefe militar, sumo sacerdote, ciudadano togado o héroe mitológico. El Augusto de Prima Porta, vestido con traje militar y arengando sus tropas, es una copia. El original debió realizarse alrededor del 19 a.C. a tenor de las escenas representadas en la coraza (la victorias a las legiones de Craso y Antonio, y las victorias a Hispania y a la Galia); pues la pieza expuesta en el Museo del Vaticano es una reproducción póstuma encargada por su viuda, y el copista, convencido de que Augusto era ya inmortal, lo representa descalzo como a los héroes olímpicos con Cupido acariciándole las piernas.



En el futuro, para ahorrar dinero y tiempo se conservaría el cuerpo y se irán montando y desmontando las cabezas de los emperadores. Al aproximarse el s. I d.C. la alta sociedad abandona el naturalismo republicano para imitar a Augusto. En el de la Via Labicana aparece como pontifex maximus cargo que aceptó rondando la cincuentena. Lleva la cabeza cubierta con el velo de la toga y en la mano mostraba la pátera del oficiante. A pesar del paso d los años seguían representándolo con rasgos juveniles, respondiendo a un prototipo de belleza ideal, que se desentiende del aspecto físico para representar el rango, la vida interior. Los emperadores de la dinastía Julio-Claudia mantuvieron esa idealización, que alternó pendularmente con una fase naturalista en la época de los Flavios y de Trajano, para recuperar el convencionalismo clasicista más tarde. A lo largo de esta evolución se produjeron otras novedades iconográficas y técnicas: atuendo, la moda en el peinado femenino, uso de la barba; pero a efectos de clasificación, el cambio más acusado se dio en los retratos de medio cuerpo en los que el busto ha ido creciendo al compás de los siglos.


EL RELIEVE CONMEMORATIVO

Roma daba la bienvenida a sus emperadores victoriosos con altares propiciatorios, arcos triunfales y columnas honoríficas, exultantemente decoradas con relieves históricos. En estos carteles pétreos de propaganda se conmemoraban las gestas militares del pueblo romano para que sirvieran de ejemplo a futuras generaciones. 



El altar más célebre fue el Ara Pacis de Augusto iniciado en el 9 a.C. A este monumento se accedía por dos puertas: la anterior, con escaleras, para el oficiante; y la posterior para las víctimas (un carnero y dos bueyes). Su importancia artística reside en los relieves que decoran las paredes: dentro, frisos con guirnaldas y bucráneos; y fuera un zócalo con roleos de acanto, cuatro alegorías flanqueando las entradas y dos frisos de procesión cívica que acude al sacrificio anual. Todos los relieves fueron labrados por artistas griegos que acuden a la tradición helenística para expresar los motivos ornamentales y los asuntos alegóricos; y en cambio, se adaptan al orden severo y a la jerarquización romana en el cortejo procesional. 



Pero la forma habitual de recibir al César y a las legiones fue levantar un arco triunfal a la entrada del foro bajo el que pasaban los héroes camino al Senado mientras el pueblo les vitoreaba. Sobresalen por sus relieves históricos los dedicados a Tito, Severo y Constantino. El Arco de Tito es de un solo vano, en el que se desarrolla el aplastamiento de la revuelta palestina en Judea. El Arco de Séptimo Severo alude al sometimiento de los pueblos partos, árabes y mesopotámicos. El Arco de Constantino, formado por tres vanos, y tiene empotradas lastras y medallones de otros monumentos, junto a los frisos en los que se celebraba su victoria sobre Majencio en el Puente Milvio.



Otro modo de saludar las glorias imperiales fue la columna honorífica. El primer ejemplo de columna encintada en espiral, exhibiendo un ciclo narrativo continuo fue la de Trajano. Fue diseñada por Apolodoro de Damasco e inaugurada para perpetuar la conquista de Rumanía a los dacios. Consta de 155 escenas con 2500 figuras. Se erigía en el foro de Trajano. El emperador presenta una escala mayor. Ninguna novedad aportaba la Columna de Marco Aurelio, que parodia servilmente la soberbia creación trajana. Su objetivo fue congelar en piedra las guerras marcomanas y sarmáticas, que se desarrollaron en Europa del Este. La falta de imaginación artística para innovar está preludiando la decadencia de Roma.



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