Género ensayístico



EL ENSAYO ESPAÑOL EN EL SIGLO XX
El enorme desarrollo del género ensayístico durante el siglo XX es una nota característica y una consecuencia de un período histórico particularmente agitado. Los factores que explican este auge son varios:
·         la crisis de los pilares que habían permitido hasta entonces construir una visión no problemática de la realidad
·         el encadenamiento de hechos históricos dan lugar a radicales transformaciones sociales en un trasfondo de guerras (mundiales, civiles, frías…)
·         la aceleración del ritmo histórico
·         la intensificación del individualismo
·         la incapacidad del hombre para dominar la propia existencia…
Todo ello contribuye a encumbrar el ensayo como vehículo idóneo para reflexionar sobre la realidad, más compleja que nunca, que preside este periodo.

CARACTERÍSTICAS GENERALES.
Se trata de un género que consiste en una reflexión personal acerca de un tema (científico, humanístico, jurídico, filosófico, político, social, cultural, deportivo…) de forma libre y con voluntad de estilo. Hablamos, pues, de un género abierto en el contenido como en la forma, en plena vigencia.
En cuanto a sus rasgos propios, destacan:
·         Son escritos que pueden tener una extensión variable.
·         Son textos fundamentalmente argumentativos, en los que el autor sostiene una tesis determinada (funciones expresiva y conativa: el autor expone sus ideas e intenta persuadir al receptor).
·         En ocasiones, el ensayista presenta argumentos basados en datos objetivos (en este caso, aparece la función referencial).
·         Podemos diferencias entre ensayos específicos de una materia (científicos, jurídicos…), para los que el lector necesita conocimientos previos para entenderlos, y ensayos divulgativos, dirigidos a un público amplio (especialmente en los subgéneros de opinión periodísticos).
·         Presentan una temática variada y sin demostración necesariamente científica.
·         El ensayista hace uso de una amplia libertad creadora, por lo que emplea con frecuencia los recursos propios del lenguaje literario (metáforas, símiles, paralelismos…).
·         Presentan una intención didáctica ya que nos informan sobre algún mensaje de carácter científico, moral, etc., o hacen reflexionar al lector sobre un asunto de interés.
·         La forma más común de presentación es la lengua escrita mediante tratados, manuales, artículos, ensayos, aunque los temas también puedan transmitirse oralmente en conferencias, exposiciones didácticas…


ESTRUCTURA.
Los textos ensayísticos suelen presentar sus ideas mediante la exposición o presentación y la argumentación. La disposición formal más frecuente es la siguiente:
a) Introducción: se expresa el tema (contenidos) y se indica el propósito del ensayo. Su finalidad es atraer la atención de los receptores.
b) Desarrollo: es la parte más extensa y contiene la exposición y análisis del tema. Se desarrollan tanto las ideas propias como se aducen argumentos y se aportan los datos y las fuentes necesarias (revistas, artículos, noticias…).
c) Conclusiones: se recopilan las ideas del autor sobre el tema, se proponen alternativas de solución y se concluyen las ideas que se han desarrollado.
d) Bibliografía: se indica qué fuentes se han consultado o utilizado para obtener información y defender las ideas.

ENSAYISTAS EN LENGUA ESPAÑOLA.
Durante la Generación del 98, las constantes preocupaciones por España y el sentido de la vida dieron lugar a reflexiones como las de Unamuno en En torno al casticismo, Del sentimiento trágico de la vida o La crisis del cristianismo. Junto con el ideológicamente errático Ramiro de Maeztu (Defensa de la Hispanidad), esta generación contribuyó, sin duda, a sentar las bases del ensayo moderno.
A principios de siglo el grupo de intelectuales que conocemos como novecentistas centraron su interés en la necesidad de modernizar España y su producción ensayística supone una superación del dramatismo y subjetivismo noventayochista. Entre ellos hay que citar a Américo Castro (que estudió la influencia que en la cultura española tuvieron las minorías judía y musulmana) o Menéndez Pidal (creador de la escuela filológica española), pero sobre todo a Ortega y Gasset (La España invertebrada y La rebelión de las masas).
El cultivo ensayístico de la Generación del 27 se centró más en la teoría de la literatura (Lenguaje y poesía, de Jorge Guillén) y los ensayos histórico-literarios (Estudios y ensayos gongorinos, de Dámaso Alonso).
Tras la Guerra Civil española, el cultivo del ensayo sufre un retroceso importante provocado, sobre todo, por el exilio de la mayor parte de los intelectuales del país y por la fuerte presión de la censura (por ser el ensayo un espacio para el debate ideológico, le afectaba más que a ningún otro género). Sólo se salvarán de ella aquellos autores más o menos afines al régimen o que cultivan un ensayo intrascendente y de temas no relacionados con la situación de España en el momento. Habrá que esperar a una tenue apertura del régimen, en los 50 y 60, para que aparezcan figuras como Laín Entralgo, Javier Marías, Tierno Galván, María Zambrano, José Luis Aranguren o Alfonso Sastre.
El fin de la dictadura de Franco, el regreso de muchos de los autores exiliados y la libertad de expresión suponen el avance definitivo del género ensayístico en España. Se recupera el espíritu de libertad anterior a la Guerra Civil y el ensayo laico y liberal, con firmas como Antonio Muñoz Molina, Fernando Savater (Ética para Amador), José Antonio Marina (Ética para náufragos), etc.  Por último, dentro de una línea más cercana a la creación literaria, han dejado su impronta novelistas o poetas como Francisco Umbral (ya fallecido) o Luis García Montero.
No podemos olvidar el ensayo hispanoamericano del siglo XX: en primer lugar, el argentino Jorge Luis Borges, con obras como Inquisiciones o Historia de la eternidad. Después es el poeta y ensayista mejicano Octavio Paz, autor de El arco y la lira, obra en la que ofrece su visión de la literatura, y Los hijos del limo, donde plantea cuestiones relativas a la identidad americana. En 1990 se le concedió el premio Nobel de Literatura.

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